Los pasos se vuelven más cortos y un poco nerviosos, pero firmes. Aparecen pecas, manchitas, detalles que muchos podrían llamar defectos, pero en realidad, son hermosos.
Pero envejecer bella y virtuosamente, lamentablemente, no siempre es posible, especialmente cuando falta un elemento esencial de la condición humana: la compañía. En la obra de teatro 'Ok, Gertrudis' se narra la vida de Eugenio, un hombre mayor cuya única compañera fiel es un dispositivo de inteligencia artificial.
Bajo la interpretación del reconocido actor de teatro y televisión Diego Naranjo Parra, esta tragicomedia retrata los sentimientos y desafíos que enfrentan los adultos mayores en una etapa llena de cambios.
Con la dramaturgia y dirección de María Mercedes Correa, sumada a la producción de Priscilla Alvear, la puesta en escena se presenta desde el miércoles 5 de junio hasta el viernes 7 de junio, a las 19:30, en la Sala Multiartes del Teatro Centro de Arte. EXPRESIONES mantuvo una amena e inspiradora conversación con su protagonista y esto es lo que contó.
La entrevista
¿Cuáles considera que son las complejidades más importantes de su personaje? ¿Qué ideas y situaciones atraviesa?
El teatro es un reflejo de la vida. Este personaje, un adulto mayor, vive en soledad, olvidado y abandonado por sus hijos, lo que eventualmente lo ha llevado a autoabandonarse también. Para justificar ese abandono, le regalan un aparato de inteligencia artificial con el que se conecta y se convierte en su cómplice. Pronto, ella opina sobre su vida y situación, lo que genera tanto conflictos como alegrías. La obra trata sobre esta dinámica.
Todos enfrentamos la soledad en algún momento de la vida, pero en la tercera edad puede ser más desafiante. ¿Cómo logra transmitir esta realidad?
Este personaje está en un espacio confinado entre cuatro paredes, una realidad común para muchas personas mayores en nuestra cultura. En otros países, las personas de la tercera edad tienen más oportunidades de seguir sintiéndose vivas, pero aquí hay mucho abandono, lo que deteriora su autoestima. La sociedad les hace creer que ya no son capaces, cuando en realidad tienen una gran cantidad de experiencias y sabiduría que ofrecer.
Desarrollamos relaciones interpersonales con dispositivos como Alexa o Google. ¿Cómo cree usted que afecta esto al mundo actual?
Las personas de mi generación somos tremendamente sabios e inteligentes. Hemos vivido enormes cambios tecnológicos, desde la crucial culturizar a la juventud sobre el pasado para que puedan apreciar el futuro.
¿Qué mensajes específicos desean transmitir a su audiencia más joven?
Queremos moverles el piso, definitivamente. Hacer que los hijos reflexionen y entiendan que los adultos necesitan tanto apoyo como ellos necesitaron cuando eran niños. Necesitan proximidad, cariño y preocupación. En algunos casos, si un padre o una madre no llama, no es por falta de interés, sino por respeto al espacio de sus hijos. Sin embargo, los hijos a menudo malinterpretan esto y no llaman por orgullo y, a veces, esas llamadas pueden llegar demasiado tarde
Una experiencia de la directora
Todo se remonta a una anécdota de María Mercedes Correa, la directora de esta pieza teatral. En 2021, la dramaturga regresaba desde Santo Domingo de los Tsáchilas hasta la ciudad de Guayaquil, luego de un año de cuarentena por la pandemia mundial.
Su corazón se quedó con su padre en el Oriente, donde el Eugenio de Correa vivía en compañía de su propia Gertrudis. Este regalo le recordaba fechas importantes, lo despertaba diariamente y reproducía música.
La primera interacción entre ambos fue memorable. Al decir: “Ok Google, hola”, el aparato respondió “¡Hola, corazón de melón!”, lo que salpicó de inusitadas risas el momento entre la joven y su padre.