A sus 56 años, el niño interior de David Harutyunyan se agita cada que vuelve a tocar en vivo. “Estoy realmente feliz de que podamos reencontrarnos con el público”, dice al iniciar esta charla el director de la Filarmónica de Guayaquil.
Esto por motivo de la primera presentación de la temporada 2022 que se dio la noche del 10 de marzo en el Teatro Centro de Arte. “Parece raro que podamos decir que estamos en la normalidad otra vez. Hace dos años estábamos muy deprimidos porque la gente pensaba que el arte y la cultura estaban muriendo, pero yo siempre fui optimista. Dije que luego de un tiempo volveríamos a la normalidad y que el ser humano no puede cambiar su esencia. El arte es bueno y siempre lo vamos a apreciar”, resume de su espera por el regreso a las tablas.
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El concierto gratuito ofrecido por los más de 50 músicos en escena, más los tres invitados internacionales, tuvo un aforo del 100 %. Emilio Colón en el chelo (Puerto Rico), Corey Cerovsek en violín (Canadá) y Steven Vanhauwaert en piano (Bélgica) son algunos de los maestros que durante el año vendrán para elevar a Guayaquil a ser una capital de la cultura en Latinoamérica. “Este 2022 queremos continuar con el plan de convertir a esta ciudad en un centro internacional de la cultura. Ya existe Sao Paulo, Bogotá y Buenos Aires. Guayaquil puede tener ese nivel”, explica y agrega que para esto contará con 25 músicos invitados a lo largo del año.
Queremos elevar a Guayaquil a ser una capital de la cultura en Latinoamérica.
David Harutyunyan
(Director de la Filarmónica de Guayaquil).
Pero este regreso al escenario principal del mayor teatro de la urbe no significa que hayan estado en pausa. Por dos años, la Filarmónica supo acercarse a las nuevas tecnologías, hicieron lives, conciertos grabados y todo lo que las redes sociales permiten, pero esta distancia no se siente igual. “Si me lo preguntas a mí, es un no rotundo a la comparación de hacer conciertos. Yo soy progresista, pero las personas que asisten a un teatro pueden vibrar con la música en vivo. Es un acto irrepetible”, señala el músico armenio radicado en Ecuador hace 20 años.
Al público guayaquileño le agradece la paciencia y el nunca haberlos soltado. “Nuestros seguidores son muy estables y en esta ciudad siempre hay voluntad por el arte y hay público para todo”.
Aunque David siente que a la humanidad se le arrancó dos años de vida de su calendario, la pesadilla está llegando a su fin. Y están ávidos de aprovecharlo.
El productor del evento presentado en el Teatro Centro de Arte es Ramón Sonnenholzner, uno de los mayores gestores culturales de Guayaquil, quien conversó con EXPRESIONES acerca de otros conciertos que están previstos presentarse este año.
¿Ha crecido el interés de quienes viven en Guayaquil por estas propuestas musicales?
El mundo se ha volcado a las salas de teatro, usted va a Madrid y no hay espacio en ningún lugar. En general, el arte ha encontrado un refugio muy grande en las pequeñas salas.
En Madrid usted encuentra diversas salas a lo largo de avenidas como la Gran Vía, ¿pero se puede hablar de lo mismo en Guayaquil ?
Se puede hablar de una labor importante en Casa Cino Fabiani, la del Estudio Paulsen, el trabajo que hace Jorge Parra en su casa. Guayaquil ha generado diversas salas y ha tenido un desarrollo importante. Es un sector del cual el músico y el teatrero pueden vivir. El daño que se hizo en aquella reforma que ahora todo es gratis no tiene idea del perjuicio a este mercado.
Como los conciertos gratuitos en el Teatro Centro Cívico...
Y fíjese el terrible problema en ese teatro. Hay una clara evidencia de que los ecuatorianos estamos invirtiendo más de tres millones de dólares para que vayan cien o doscientas personas. Busque las estadísticas, es terrible. Hay una mala gestión.
"El arte me vuelve loco, más que la política que es mi otro gran vicio"
¿Qué tiene de especial la Orquesta Filarmónica de Guayaquil?
Ha tenido un crecimiento espectacular. Artistas de primer nivel que vienen permanentemente por la gestión de David Harutyunyan, que es muy importante. Tiene un presupuesto equilibrado, este año trabajamos en un homenaje a Evelina Cucalón y a Bernard Fougères. Hay que honrar sus memorias, ellos apoyaron tanto a la cultura en la ciudad y generaron un desarrollo. Ojalá no genere celos.
¿Qué más se alista en el calendario?
Los 20 años de mi querido amigo provocador (sonríe) David Harutyunyan, un hombre que ha servido a la cultura, primero en la Sinfónica y luego en la Filarmónica que se creó hace cuatro años.
Ante la buena acogida de público asumo que vienen más festivales...
El de mi amigo del alma Lucho Silva que será en octubre. También viene otro de poesías que se llama Voces en el río. Estamos lanzando tres documentales de pintores hechos por David Grijalva financiados por la Garza Roja. Este año nuestra fundación presentará también el libro de Marcel Laniado (La doctrina Laniado).
¿Usted es un rescatador de memorias?
Rescato un personaje que identifica la gestión empresarial, no en el contar plata sino en los conceptos que él idealizó como empresario y su compromiso con la sociedad. A sus empleados no los vio como numeritos y tuvo un compromiso real con el servicio al cliente. Fue un monstruo que transformó la industria bancaria, ese será otro hecho cultural este año y aún falta, trabajamos todos los días, generamos e invertimos.