El maestro Schuberth Ganchozo es reconocido por la construcción de instrumentos musicales con elementos poco convencionales, como el barro y la caña guadúa, así como la composición y ejecución de las melodías que provienen de estos materiales pertenecientes a una tradición ancestral que aún está viva.
Su más reciente intervención es con la cáscara del fruto del mate, con el cual ha preparado una orquesta que presentará un concierto este jueves 11 de noviembre en el Teatro Centro de Arte. El show, titulado El canto del mate, es una fresca fusión de ritmos folclóricos influenciados por la vida rural, que el maestro Ganchozo ha denominado neofolk.
Se trata de un homenaje a la tierra donde crece esta especie vegetal y las raíces montuvias, afirma el músico y lutier. “Yo vengo de una familia montuvia, nosotros desde pequeños usábamos el mate para bañarnos, ha sido un elemento muy importante para nuestra familia montuvia que viene de Manabí y Los Ríos”.
Esa relación íntima con este elemento de la naturaleza inspiró esta presentación que luego se replicará en otros cantones del Guayas, como Samborondón, Daule, Naranjal y Milagro, anticipa Ganchozo. Se trata de una producción en conjunto con la Fundación Garza Roja y la Prefectura del Guayas.
El mate es una planta cuya existencia remonta a los tiempos precolombinos en los territorios que van desde México hasta Brasil, creciendo en las tierras más tropicales, como sucede en la Costa y la Amazonía ecuatorianas. “Nos acompaña desde antes que existiera la cultura valdivia y sus vasijas de cerámica”, cuenta el maestro. De hecho, agrega, el mate fue la matriz que le dio forma a la cerámica. Es que la envoltura leñosa de la fruta, de aspecto esférico, ligera, pero muy resistente, se emplea para confeccionar artesanías, pero sobre todo recipientes para cargar agua, muy típicos en la vida cotidiana de las familias del campo.
“Para mí el mate no es solo su fruto, sino todas sus enseñanzas”, añade este también investigador de las costumbres etnomusicales del Litoral del Ecuador. Entre las creencias montuvias hay un ritual que ayuda a encontrar a los ahogados en el río, cuando se prende una vela en un mate, se reza una oración y se libera el fruto en el agua para hacer lo suyo.
En la actualidad también ayuda a marcar los linderos de forma natural en el área rural.
Este proyecto musical se viene planificando desde hace más de cinco meses y al momento de esta entrevista Ganchozo afinaba los últimos toques de esta presentación. Los instrumentos fueron diseñados con la participación de su esposa, Ángela Zambrano, asimismo lutier y música. Incluye ocarinas, maracas, guitarras, ukuleles y una batería de percusión.
El 70% del concierto son temas inéditos compuestos por el maestro, bajo la denominación del neofolk. “Queremos que este género se convierta en el folklore del futuro, de los jóvenes intérpretes y los nuevos grupos de danza. Hemos recogido ritmos nativos, como los danzantes, como los pasillos, currulao, pasacalles… digo ‘como’, porque son muy parecidos a estos ritmos, pero que reflejan también los sonidos ambulatorios de la gente, en cómo caminan, bailan y trabajan”.
Esta idea resuena en el tema Bateando ando, una especie de marcha al compás de los mates que han recogido Ganchozo y su pareja, recuerda. Otra canción es Arbolito de mate, en honor a este arbusto que crece rápidamente y aflora en todo su esplendor en apenas cuatro años.
“Este concierto es el inicio de una serie de propuestas que queremos despertar en toda la provincia del Guayas, para reencontrarnos con los valores éticos y estéticos del mate. Es una necesidad para la cultura litoralense reencontrarse con los valores de nuestro medioambiente y nuestra historia. Porque todo lo que se añora tiene una función y un valor en el presente”.
El canto del mate empezará a las 20:00 en el Centro de Arte, el evento es de ingreso libre y con aforo limitado. Para reservar su entrada los interesados deben contactarse a los teléfonos 600-1354 y 098-568-0905.